La iniciativa constituye un buen primer paso para aclarar la responsabilidad de las plataformas digitales y trabajar hacia un marco jurídico en el que todos los integrantes del ecosistema de la música reciban su justa remuneración por los usos digitales de sus obras.
La Comisión Europea publicó esta semana un proyecto de nueva Directiva de derechos de autor que comprende diversos cambios propuestos en el régimen europeo de derechos de autor derivados de la muy citada iniciativa de Mercado Único Digital.
Una gran parte de esta Directiva trata de las excepciones al derecho de autor y un nuevo derecho para editores de periódicos y revistas, aunque para la industria de la música éstas son las de menor relevancia, puesto que las propuestas también cubren las obligaciones de las plataformas de contenidos generados por los usuarios, la transparencia sobre la explotación digital de los derechos, y la remuneración de los artistas.
Las discográficas independientes trabajan diariamente con toda una gama de servicios digitales para garantizar el acceso a la música en cualquier lugar del mundo por parte de los fans. Pero algunas plataformas, en especial las que se basan en contenidos generados por los usuarios como YouTube, eluden su responsabilidad sobre dichos contenidos argumentando que son proveedores pasivos de alojamiento, lo cual dista mucho de la realidad, puesto que estas plataformas listan, recomiendan, asignan publicidad, y, en definitiva, realizan una serie de acciones con los contenidos que van mucho más allá del mero alojamiento.
Aunque se necesita más trabajo para garantizar que el proyecto es efectivo, esta propuesta de Directiva constituye un buen primer paso para ayudar al marco jurídico a ponerse al día con la realidad del mercado, aclarando la situación de las plataformas digitales. Para que todos los integrantes del ecosistema de la música reciban su justa remuneración por los usos digitales de sus obras, el punto de partida es el poder llevar a cabo negociaciones justas y poner fin a algunas prácticas desleales que las discográficas independientes y sus artistas han experimentado con estos servicios en el pasado.