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El futuro de la música se decide en Europa

By junio 29, 2018agosto 3rd, 2022No Comments

Esta semana Europa tiene la oportunidad de decidir el futuro de la música para la próxima generación apoyando la reforma del copyright para adaptarlo al mercado digital.

Las compañías musicales independientes hacemos un llamamiento a medios de comunicación, a políticos y a la sociedad para decir NO a la desinformación y a los alarmistas y SÍ a remunerar de forma justa a los creadores.

La gente nunca ha podido disfrutar de tanta música como lo hacemos hoy día. Música de todos los tiempos, lugares y estilos está disponible a un click. Los jóvenes artistas exploran las fronteras del pop, el rap, el jazz, la electrónica, el punk y el soul, mientras que los fans comparten sus experiencias en redes sociales, en conciertos y en festivales. La Unión Europea tiene ahora la oportunidad de reconocer esta efusión de creatividad y ayudarla a florecer. La Comisión Europea ha desarrollado una estrategia para convertir el mercado único más grande del mundo en el mejor hogar para la innovación digital. Una tarea de cinco años que se culmina en las próximas semanas con una reforma de la Directiva sobre los derechos de autor en el mercado único digital que determinará la forma en que descubramos y escuchemos la música en los próximos años. Y necesitan hacerlo bien.

El próximo 5 de julio hay una votación clave en el Parlamento Europeo en la que hay mucho en juego. Pero también hay una campaña masiva de desinformación. Google ha estado influenciando a los académicos durante años y ahora se ha descubierto que ha intentado manipular a la prensa para que se oponga a las nuevas reglas. Y otras tecnológicas también están involucradas. Muchos eurodiputados se han quejado de que su trabajo se ve frustrado por los robots que envían spam a sus cuentas de correo electrónico, como se ha denunciado ya en Dinamarca, Alemania y Francia.

La libertad y la equidad deberían ser los principios rectores de esta reforma de la Directiva. Los artistas deben poder crear libremente y publicar su trabajo como mejor les parezca, y merecen una parte justa de los ingresos que se generen. Los fans quieren tener la libertad de descubrir nueva música y elegir libremente cómo acceder y pagar por ella. Esto tiene todas las características de una pareja perfecta, pero no todos en el mundo digital cumplen las reglas.

En la actualidad, un servicio de suscripción de música en línea con licencia completa (como por ejemplo Spotify, Deezer o Apple Music) paga a los artistas y las empresas que les apoyan 16 euros por usuario por año de promedio. Los servicios infra-licenciados (como YouTube) pagan menos de 1 euro por año, escudándose en una regulación obsoleta que les permite pretender que son meros alojadores neutrales de contenidos, cuando es patente que realizan mucho más que eso. Esto es lo que se conoce como la brecha de valor o value gap. Muchos agentes del sector cultural y creativo se enfrentan a este desafío y son demasiado pequeños para negociar en igualdad de condiciones con los gigantes tecnológicos. Al tomar medidas firmes contra los abusos de dominio e insistir en que las compañías tecnológicas paguen una parte justa de sus impuestos, la UE ha comenzado a marcar la diferencia. Ahora tiene que procurar que artistas y sellos independientes puedan negociar de manera justa con todas las plataformas que distribuyen su trabajo en línea.

En septiembre de 2016 la Comisión publicó su propuesta para reformar el derecho de autor europeo y abordar esta brecha de valor. Los Estados miembros acordaron su posición hace un mes. Y la semana pasada, el comité legal del Parlamento Europeo adoptó su posición con una clara mayoría. Conocido como el informe JURI, otorga un mandato de negociación al Parlamento para avanzar y finalizar las nuevas reglas con los Estados miembros y el regulador. Ahora, la parlamentaria del Partido Pirata Julia Reda está impugnando el informe JURI y pidiendo una votación completa cuando el Parlamento esté en sesión en Estrasburgo. Eso es lo que ocurre el 5 de julio.

Hay muchas afirmaciones falsas de que las nuevas reglas del copyright crearían una «máquina de censura» y que sería el final de Internet. Es normal que las grandes tecnológicas estén deseosas de aferrarse a la vieja norma. Después de todo, lo están haciendo muy bien para ganar mucho dinero, controlar datos de las personas, manipular a la opinión pública y no pagar impuestos. Si los legisladores quieren que la escena musical de Europa siga siendo tan emocionante y diversa como lo es hoy, deberían consagrar un principio que todos puedan respetar: si usted está en el negocio de proporcionar acceso a la música, necesita una licencia de las personas que lo crearon y debe compartir los ingresos con ellos de forma adecuada. ¿Qué podría ser más justo que eso? Los fans seguirán disfrutando de la música como hasta ahora, los artistas podrán obtener mejores ingresos para seguir creando y los sellos podrán invertir más en nuevo talento.

Los que afirman que el value gap es una pelea entre las grandes tecnológicas y las multinacionales discográficas olvidan que también es la lucha del sector de la música independiente de Europa, que es una constelación de cientos de miles de microempresas y artistas autoeditados que generan más del 80% de los nuevos lanzamientos musicales, de los empleos y de las inversiones en el sector. Nuestro objetivo es que las licencias sean lo más fáciles posible para que los fans puedan acceder a más música en más servicios y para ello creamos nuestra propia agencia de derechos digitales, Merlin. Los derechos de autor y la innovación son dos caras de la misma moneda y no debemos permitir que los llamados activistas digitales nos convenzan de lo contrario.

Hagamos de Europa el mejor hogar para los artistas y su trabajo. Modernicemos los derechos de autor para actualizar la responsabilidad de los servicios digitales y hacer que Internet sea justo y sostenible para todos.

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